Observando la Luna: crater Alphonsus

¿Cuántas veces los astrónomos aficionados nos quejamos de la Luna en esas noches que despeja el cielo y su brillo no nos permite ver un cielo más oscuro? Creo que lo hemos hecho todos alguna vez…Sin embargo esa Luna que nos resulta tan molesta es a la vez muy agradecida de observar, y es que es algo evidente que en esas noches con Luna lo que se puede hacer precisamente es observarla y disfrutarla.

Pues bien, aprovechando el cuarto creciente, me dispuse a realizar una sesión de observación de nuestro gran olvidado satélite. Monté mi telescopio refractor de 120 mm frente a una ventana de mi casa, abierta de par en par. Una vez enfocada la Luna, se muestra soberbia a 110x y la imagen con el visor binocular le da un volumen casi tridimensional. Parece que el seeing me va a permitir darle un poquito más de caña, así que decido meterle 250x y, aunque la mayor parte del tiempo la imagen es un vaivén de ondulaciones, los segundos que la atmósfera se estabiliza me permiten captar unos detalles increíbles. Estuve un buen raro recorriendo el terminador lunar arriba y abajo, el gigantesco cráter Clavius, Tycho y sus eyecta que atraviesan toda la superficie lunar, Eratóstenes con sus escarpadas paredes poniendo fin a la cadena de los Apeninos, el sinuoso Rima Higynus, etc, sin embargo siempre acababa en el mismo sitio, el espectacular trío de cráteres Arzachel-Alphonsus-Ptolomeus y la falla más famosa de la Luna: Rupes Recta.

Pues bien, ahí estaba yo cuando de repente me doy cuenta de que en el interior del cráter Alphonsus destacan una serie de manchas oscuras (llegué a diferenciar cuatro repartidas por el borde interior), de color claramente diferente al fondo del cráter. Es entonces cuando activo el “modo geólogo” y ya no puedo apartar la vista de estos detalles. Para salir de dudas utilicé el libro “Photographic Moon Book” de Alan Chu en el que se explica que estas zonas se denominan “cráteres de halo oscuro” (Dark Halo Craters – DHC) cuyo origen es volcánico a consecuencia de la expulsión de materiales del manto en forma de depósitos piroclásticos.

Estos cráteres se observan perfectamente en la fotografía de la Luna que sacó nuestro compañero Julio utilizando el telescopio Coyote del Observatorio de Borobia:

 

 

Buscando información sobre este fenómeno me he encontrado con esta espectacular imagen de las misiones Apolo en la que se aprecian perfectamente estas curiosas formaciones:

 

 

El cráter Alphonsus se formó en el período Nectárico hace aproximadamente 3.85 millones de años. Tal y como puede verse en el croquis explicativo que se muestra a continuación, el impacto produjo una intensa fracturación del subsuelo del cráter e hizo aflorar el sustrato de anortosita que puede observarse en el brillante pico central. Durante el período Imbrico se produce un rellenado del fondo del cráter por parte de los materiales expulsados (ejecta) por los grandes impactos producidos en el entorno. Como consecuencia de la compresión y descompresión asociada a estos intensos bombardeos durante los períodos Imbrico-Eratosteniano, el suelo del cráter se eleva reactivando las fracturas y permitiendo la salida de un magma fluido rico en gases en forma de depósitos piroclásticos situados a lo largo de grandes fisuras.

 

Figura extraída del artículo: “Alphonsus region: a geologic and remote sensing perpective”, Coombs, C. R., Hawke, B. R., Lucey, P. G., Owensby, P. D., & Zisk, S. H. Lunar and Planetary Science Conference, 20th, Houston, TX, Mar. 13-17, 1989, Proceedings (A90-33456 14-91). Houston, TX, Lunar and Planetary Institute, 1990, p. 161-174.

 

 

Finalmente, en el mapa geológico de la Luna se puede observar de forma evidente la relación directa entre estos cráteres de halo oscuro y las fracturas que surcan el fondo del cráter Alphonsus.

David Sedano